Llegáis a la residencia donde se encuentra vuestro familiar y os piden el consentimiento para colocarle un cinturón abdominal o perineal. Os lo justifican, pero tenéis dudas. ¿Cómo os sentís?, ¿Qué haríais?
Estas decisiones se vuelven de las más difíciles porque se mezclan sentimientos, creencias y valores, con la responsabilidad de quererlo hacer lo mejor posible para él/ella.
Tras la Instrucción 1/2022, de 19 de enero, de la Fiscalía General del Estado, sobre el uso de medios de contención mecánicos o farmacológicos, los medios de comunicación se han estado haciendo eco de ello. Dicha instrucción “tiene por objeto reforzar la atención, en el marco de la función tuitiva del Ministerio Fiscal, de las personas mayores y/o con discapacidad, en cuanto colectivos especialmente vulnerables, ante la necesidad de velar por el efectivo reconocimiento y salvaguarda de su dignidad, presupuesto para el libre desarrollo de su personalidad y el ejercicio de todos los derechos y libertades que les son constitucionalmente reconocidos (art. 10 CE)”.
Se pone en duda el proteccionismo y paternalismo que hay en esas decisiones e intenta visualizar los riesgos y desventajas hacia la persona dependiente.
Aunque no es algo nuevo en el sector, organizaciones como CEOMA o Fundación Cuidados Dignos llevan trabajando y luchando en este sentido durante muchos años, es cierto que en los últimos tiempos es cuando más se está hablando de ello y considero muy importante que se haga.
Lo que vale hoy no valía hace 20 años ni valdrá en otros 20. Todos tenemos alguna historia que nos contaban nuestros padres sobre cosas que no se debían hacer por el bien de nuestra salud, que ya en nuestra época quedaban obsoletas.
Cuando trabajamos con personas, la adaptación y transformación deben estar presentes siempre, de este modo nuestro objetivo de mejora del bienestar y de la calidad de vida seguirá siendo posible.
En el tema que nos ocupa, en 1997 en la Revista Age and ageing ya se publicaban datos comparativos de sujeciones entre distintos países y España tenía un índice de 39.6, siendo el siguiente país que más se le acercaba, Francia con 17.1 y lejos de Dinamarca de 2.2. Seis años después nació el Programa Desatar al anciano y al enfermo de Alzheimer en España bajo el patrocinio de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA).
La idea es luchar contras los efectos que provocan las sujeciones en las personas que la reciben (mayor riesgo de úlceras por presión, pérdida tono muscular, aislamiento, apatía, deterioro cognitivo, etc.). Desde entonces se ha ido sensibilizando al personal sanitario y liberalizando a centros de sujeciones, buscando esa adaptación a un nuevo paradigma de cuidado, más respetuosa y centrado en la persona.
Cómo se hablará de esta tema en 5, 10 o 30 años, no lo sé, sólo espero que de otra manera y avanzando siempre.